5 elementos claves de la neuroarquitectura

Comencemos definiendo el significado de la neuroarquitectura, este término es una combinación entre la neurociencia y la arquitectura, la cual estudia el poder de la influencia que ejerce el entorno sobre el cerebro y que emociones se producen cuando estamos en un ambiente con ciertas características.

Esta técnica suele emplearse mayormente en espacios laborales, tomando en cuenta que pasamos más del 80% de nuestro tiempo dentro de edificios, y como resultado esto favorece a la productividad, estimula la creatividad y ayuda a disminuir el estrés.

“Los colores influyen de gran manera en nuestras emociones y lo mismo sucede con las texturas, que, al tacto suave o rígido, predominan en los sentimientos que se generan”

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También un factor importante en la neuroarquitectura es el mobiliario y sus formas y que influyen de manera notable en el estado de ánimo.

Existen cinco elementos claves que aplican los expertos y que son importantes en la neuroarquitectura.

Iluminación

Este es un elemento clave y la mayor influencia del individuo dentro de su experiencia al encontrarse en algún espacio, ya que la luz natural ayuda a la concentración y relaja la mente.

Espacios verdes

Al encontrarnos en un lugar encerrado, disminuye nuestra creatividad y productividad, por lo que los espacios verdes nos ayudan a abrir la mente, favorece la calma y aumenta nuestra concentración.

Además, el contacto con las plantas y cualquier tipo de vegetación verde, nos ayuda a limpiar y purificar el ambiente en el que nos encontramos. Las vistas al exterior de los edificios mejoran el estado de ánimo de quienes habitan esos espacios.

Techos

La altura del techo de las habitaciones tiene una influencia clara en nuestro cerebro. Se ha comprobado que quienes están en las salas con techos altos obtienen resultados más abstractos y creativos.

Quizás los techos bajos son muy adecuados para lugares donde los detalles y la atención son muy importantes como en hospitales y quirófanos.

Mientras que techos altos puede que sean más apropiados para talleres de artistas o escuelas.

Por ello, si queremos espacios y oficinas en los que reine la creatividad, parece interesante que la altura de los techos pueda tener una dimensión considerable.

Formas

Increíblemente, las formas geométricas también están involucradas en estos procesos mentales.

En los espacios donde hay muchas superficies duras, se produce un eco de las ondas sonoras y esto causa estrés. Mientras que las formas más agudas, nos ponen en alerta.

Es por esto que los espacios cuadrados generan más ansiedad que los rectangulares. Los que son redondeados en cambio, resultan más acogedoras produciendo tranquilidad y armonía, tanto en los muebles como en paredes y techos generando una sensación de seguridad y comodidad.

Colores

Nuestro entorno influye en cómo descansamos, producimos y nos sentimos. Los colores y los tipos de materiales ejercen una gran influencia, por ejemplo, un ambiente totalmente blanco genera ansiedad. Los colores pasteles comunican calma y los vibrantes invitan al movimiento.

Los tonos cercanos a la naturaleza como verdes, azules y amarillos reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e influyen sobre la percepción del espacio como un edificio saludable y sustentable.

Al diseñar los edificios que habitamos, el entorno construido cambia nuestra conducta y modifica nuestro cerebro.

Por ello, la relación entre la arquitectura y la neurociencia es evidente, gracias a la sinergia a la hora de diseñar espacios que ayuden a mejorar la experiencia y generar una influencia emocional de las personas que viven, visitan y trabajan en ellos.

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