Este mes de septiembre, los mexicanos conmemoramos el inicio de una lucha que forjó a México como el país soberano e independiente que conocemos ahora, desde el Grito de Dolores en 1810 hasta la Entrada Triunfal del Ejército Trigarante once años después en el año 1821, esta festividad es un momento oportuno para analizar la arquitectura de los edificios que fueron testigos de los eventos históricos que dieron forma a nuestra nación.
Para comprender el contexto histórico, es necesario recordar que la época colonial o virreinato impuesto en México después de la conquista española abarcó un periodo de 300 años, es decir, de 1521 hasta el año en que se consumó la independencia del país (1821).
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Durante este periodo, los conquistadores trajeron un sinfín de elementos culturales, creencias, alimentos y materiales de origen español que transformaron la vida en el nuevo continente, uno de los cambios más drásticos fue la arquitectura.
Cabe destacar que antes de la llegada de los españoles, la arquitectura prehispánica en México se caracterizaba por el uso de materiales naturales como la madera, piedra natural y el adobe.
Pero bajo la influencia española, la arquitectura experimentó una gran transformación con estilos predominantes como el barroco y el neoclásico, caracterizados por el uso de materiales como ladrillos, piedra y madera, formando muros gruesos y pesados que conformaban obras monumentales de carácter gubernamental o religioso.
Muchas de estas obras permanecen funcionando en la época actual, son conservadas y apreciadas por su valor histórico, dado a que en ellas se desarrollaron hechos importantes para la Independencia de México.
Es importante señalar que, durante la guerra, muchas de estas edificaciones sufrieron daños o fueron utilizadas con fines militares. Algunas han sido restauradas, mientras que otras permanecen casi intactas y actualmente son utilizadas con fines gubernamentales, religiosos o civiles.
A continuación, haremos un recorrido por algunos de los edificios más emblemáticos que fueron escenarios de momentos cruciales durante la batalla por la Independencia de México, examinando tanto su valor histórico como sus características arquitectónicas.
En el centro de San Miguel de Allende, Guanajuato, se encuentra una casona del siglo XVIII, con puertas, ventanas y balcones enmarcados en cantera, donde en aquella época se solían celebrar bailes y eventos sociales que disfrazaban las reuniones secretas que se gestaban al interior de su sótano.
Detrás de los elegantes eventos sociales, en este inmueble se reunían los insurgentes para conspirar en contra de la corona española y trazar planes para la independencia de México.
Crédito: Flickr
La casona perteneció a Domingo Allende, hermano de Ignacio Allende y hoy en día se conserva como un sitio histórico de propiedad privada por lo que no está abierto al público, aunque al exterior se puede apreciar una placa con el siguiente mensaje:
“En el entresuelo de esta casa, con pretexto de bailes que se daban en la sala, D. Ignacio Allende y las personas comprometidas se reunían para tratar de los medios adecuados para lograr la Independencia Nacional”.
Otro inmueble importante donde se gestaron conspiraciones en favor de la independencia es la Casa de la Corregidora, ubicada en Querétaro.
Un inmueble de tres pisos construido en 1770 en un estilo barroco con el fin de servir como residencia de los corregidores de la ciudad.
Posee una fachada con grandes ventanas y balcones pequeños, en su interior hay diversos murales y pasillos abiertos por grandes arcos que dan paso a un patio central cuadrado.
Crédito: Wikipedia
En este sitio vivieron el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz quienes participaban en los planes separatistas organizando reuniones disfrazadas de tertulias literarias donde asistían Miguel Hidalgo, Juan Aldama e Ignacio Allende y otros conspiradores.
Desde este edificio Josefa Ortiz envió un mensaje desesperado a Miguel Hidalgo de que la conspiración había sido descubierta el 15 de septiembre de 1810 provocando que el alzamiento se adelantara la noche del 16 de septiembre, cuando la fecha planeada inicialmente era el 1 de octubre del mismo año.
Actualmente este edificio es utilizado como Palacio de Gobierno de Querétaro, sede del Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro.
Este edificio construido entre los años 1712 a 1778, ubicado en la ciudad de Dolores Hidalgo, Guanajuato, fue el escenario donde se llevó a cabo el famoso Grito de Dolores durante la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando el cura Miguel Hidalgo declaró el inicio de la Guerra de Independencia.
La parroquia fue construida en un estilo barroco churrigueresco y destaca por tener una fachada ornamentada con figuras religiosas esculpidas en cantera rosa, características del arte barroco de la época.
Credito: México Desconocido
Las torres laterales miden 45 metros de altura y en las partes superiores son de cantera rosa labrada.
La campana original actualmente cuelga en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, pero la parroquia sigue siendo un símbolo de la lucha independentista.
Este gran edificio, construido entre 1796 y 1809, ubicado en la ciudad de Guanajuato, cuenta con una arquitectura neoclásica, con un diseño sencillo con el objetivo inicial de ser utilizado como almacén de granos y cereales.
Su estructura mide 75 metros de largo por 68 de ancho, con una altura de 23 metros en un área de 5,100 metros cuadrados.
Crédito: INAH.gob.mx
Es uno de los lugares más importantes donde se desarrollaron los primeros hechos de la guerra de Independencia, ya que en ese sitio ocurrió el primer triunfo de los insurgentes el 28 de septiembre comandado por Miguel Hidalgo.
El almacén fue tomado como fortaleza por soldados leales a la corona española debido a su diseño robusto con elevados y gruesos muros de piedra donde se atrincheraron junto con algunos civiles, sin embargo, los insurgentes lograron tomar el edificio.
La historia de “El Pípila”, quien quemó la puerta para permitir la entrada de los insurgentes, es un relato icónico de esta batalla.
En la actualidad este inmueble ha sido adaptado como un museo que conmemora la independencia.
Este edificio de cuatro pisos, con un estilo barroco, ubicado en la Ciudad de México, fue construido entre 1779 y 1785 por orden de los condes de San Mateo de Valparaíso.
El encargado de diseñar esta obra fue el arquitecto Francisco Guerrero y Torres quien incluyó detalles estéticos en cantera y laja de tezontle en la fachada, además, en el interior se pueden apreciar arcadas, gárgolas y otros detalles ornamentales en las escaleras.
Crédito: mxcity.mx
Este palacio fue utilizado como vivienda por Agustín de Iturbide luego de la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México una vez consumada la Independencia de México en septiembre de 1821 y desde ese mismo palacio, el primer emperador mexicano salió a su coronación en 1822.
Con el paso de los años, el edificio adquirió diferentes funciones, desde un colegio de minería, oficinas, hotel, hasta cuartel militar durante las ocupaciones de Estados Unidos (1847-1848) y Francia (1867).
Tras varias décadas de deterioro, el palacio fue restaurado por el arquitecto Ricardo Legorreta en 1972 y actualmente se le conoce como Palacio de Cultura Citibanamex donde se ofrecen diversas exposiciones al público en general.
El legado arquitectónico de estos edificios nos recuerda que la historia de México está grabada en las estructuras que fueron testigos de momentos trascendentales para nuestro país y que continúan siendo parte de nuestra vida cotidiana.
En este sentido, la empresa constructora de naves industriales e inmuebles de uso comercial, Global Engineering Group (GEG) asume el compromiso de contribuir al desarrollo de México a través de proyectos de alta calidad, que al igual que los edificios históricos, son pilares de progreso y transformación.