Es bien conocido a nivel nacional que los arquitectos se han involucrado en el ámbito de la construcción, incluso han destacado en este rubro. Pero si les dijera que el arquitecto no debe construir, que como arquitectos estamos usurpando una profesión que no nos corresponde, que nuestro papel, como arquitectos, solo debe limitarse a ciertos aspectos dentro del ambiente de la construcción, pero nunca de manera directa. ¿Estarían ustedes de acuerdo con este planteamiento?
¡Bueno…!
Permítanme explicarlo.
A lo largo de la preparación académica profesional del arquitecto, se recibe preparación en estructuras de concreto y metálicas, instalaciones hidráulicas, sanitarias, eléctricas y mecánicas, costos y materiales. Materias que permiten adquirir un profundo conocimiento de lo que conlleva realizar una construcción.
Así está establecida la curricula educativa para esta profesión, de tal manera que se estudian todos los aspectos relacionados con la construcción en todos los géneros que son: habitacional, comercial, industrial, salud, educativo y gubernamental. El propósito es darle al arquitecto egresado el panorama completo de lo que debe considerar para diseñar lo necesario, o mejor aún, resolver las distintas necesidades del cliente.
Los ARQUITECTOS, hemos sido preparados para diseñar bajo cualquier ámbito y circunstancia, así como capacitados para saber administrar el recurso humano, esto significa ordenar la entrada y supervisión del trabajo realizado en las distintas etapas de la construcción, como también las fechas de termino y entrega para la programación de futuras tareas.
De tal manera que nuestras obligaciones están supeditadas al cumplimiento de nuestro resultado como diseñadores, es decir, volúmenes, tamaños, colores, texturas, sombras, mismas que crean ambientes y espacios con propósito.
Con todo y lo aprendido a lo largo de la licenciatura en arquitectura, todo colega puede argumentar que el arquitecto si tiene las armas para construir, no obstante, los conocimientos adquiridos no son lo suficientemente amplios para llevar a cabo la construcción misma, a diferencia de los ingenieros civiles, quienes adquieren conocimientos bastos y suficientes para garantizar la seguridad estructural de las construcciones, para después así poder recibir los distintos materiales de recubrimiento que le darán la apariencia y vista al inmueble.
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El arquitecto es quien inicia con el proceso creativo de concepción del inmueble (diseño), el arquitecto es quien decide su carácter (apariencia y propósito), el arquitecto es quien establece su extensión territorial (tamaño o superficie), el arquitecto decide su apariencia y significado (ambiente y sensación), y el arquitecto decide que costo tendrá la construcción, todo esto basado en las necesidades e información proporcionada por el cliente, de tal manera que nuestro trabajo es el de VIGILAR que el diseño se cumpla a cabalidad y respeto para la satisfacción plena del propietario, por consiguiente, cumpliendo con el propósito por el cual fuimos inicialmente contratados.
Lo que me obliga a decir que el desarrollar la construcción de manera directa como arquitectos nos desvía por completo del objetivo principal de respetar el diseño debido a las distintas circunstancias y adversidades que se presentan a lo largo y ancho de la construcción para poder resolverla.
Como conclusión solo me queda decir que, de manera justificada, el papel del arquitecto en la construcción no es otro más que el de la dirección general de la obra, encontrar anticipadamente las distintas soluciones que se requieren para resolver los obstáculos que se presentan a lo largo del desarrollo de la obra, así como el de solventar las circunstancias adversas en las distintas etapas de la obra de manera satisfactoria para el éxito integral de la misma.
